domingo, 16 de octubre de 2011

Basurita

En nuestro lugar, a muchos de los que aquí vivimos nos gusta la basura, por eso la botamos donde sea, para adornar nuestra ciudad, la arrojamos por la ventanilla del auto, o del  urbano, en alguna acera, en la calle, en el suelo  mientras caminamos, o esperamos. Es tradición que cada quién tira basura en el barrio de otro, y otros la tiran en nuestro barrio,  sin embargo  muchos tramposos la tiran en su propio barrio. Lo más divertido es arrojarla a la calle cuando en la propia basura se te indica lo contrario, “no ensucie su ciudad, arroje esta envoltura al cesto de la basura”.
Es un deber ciudadano tener cuidado de tirar basura cuando nos acompaña algún niño, sobre todo, es importante que nos vea cuando la botamos, pues así lo educamos e irá aprendiendo también a ensuciar nuestra querida ciudad y a la vez nos aseguramos que permanezca sucia a través de las generaciones.  Quiero mencionar que nos gusta tanto la basura que no sólo vamos por ahí arrojando papelitos, también acostumbramos tirarla en mayores cantidades ya sea suelta o en bolsas de plástico en los lotes baldíos, en los canales y en las periferias de la ciudad. Tampoco nos gusta ser egoístas, así que cuando salimos por los caminos compartimos nuestra basura arrojándola por todas partes, ya sea durante el trayecto, si se va a la playa, al campo o a la montaña, en todos esos sitios aportamos nuestro grano de arena arrojando basura, así ensuciamos lagos, ríos, montañas y hasta mares afectando los ecosistemas y a los seres vivos que habitan en ellos. Pero eso que nos importa.




Ni siquiera pensamos que alguien tal vez pueda proponerse recogerla, mucho menos que pasará con el papel, la botella o la bolsa de basura que estamos tirando.
Lo que  sucede es que si se arroja en la ciudad tal vez algún encargado de la limpieza municipal la recoja un día, ya saben cómo son, tienen que guardar las apariencias, o puede ser que se la lleve el viento hasta enredarse en algún arbusto si se trata de alguna envoltura, en el caso de las botellas de plástico algún vehículo las aplastará y estarán por ahí algunos días o meses o años, dependiendo del sitio donde se haya arrojado.  Lo importante es mantener la imagen sucia de la ciudad, es lo que nos gusta. Claro que como en todo, hay algunas personas que están en desacuerdo con vivir en una ciudad-basurero, pero eso no nos preocupa, ya que sólo son unas cuantas y los cerdos somos mayoría.
Volviendo al punto del recolector municipal eso está resuelto desde hace años, se dice que la basura puede ser portadora de enfermedades y el municipio debe hacer como que la recoge, pero como les digo, eso no es ningún problema, pues todos sabemos que las unidades recolectoras municipales generalmente están en reparación, es más el tiempo que están fuera de servicio que cuando laboran y de cualquier forma cuando se adquieren unidades nuevas, éstas siempre serán insuficientes, porque somos más los que tiramos basura que los que la recogen, así aseguramos que jamás podrán limpiar nuestra ciudad de toda la basura que arrojamos cada día.  
Así es nuestra vida, cada cosa que compramos trae como obsequio algo de basura, o cuando menos algo que en un corto plazo se convertirá en basura, piénsenlo y estarán de acuerdo conmigo, casi todo es basura en potencia, los recipientes, las envolturas, la ropa, los zapatos, los adornos, los trastes, los muebles, las cajas, sean de cartón o de metal, a la larga, o mejor dicho, a la corta, será basura. Incluso esta computadora , pronto será basura, y podremos botarla de la forma que más nos guste, y con el apoyo del camión recolector, que dejó  de pasar, todos podemos decorar el frente de nuestras casas con las bolsas de basura acumuladas en nuestras banquetas, en los pequeños cestos y canastos de basura, o mejor aún colgándola de nuestros árboles como adornos navideños,  sólo que éstos los lucimos en cualquier época del año.

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